lunes, 29 de agosto de 2011

Capítulo cinco.

Ale: ¿Seguro que no te importa, Tom? – dijo abriendo los cajones de la cocina para dar con los tenedores.
Tom: Están en el segundo cajón.
Ale: Gracias – desapareció por la puerta de la cocina para dejar los tenedores y los vasos en la mesa, y volvió -. Pero dime, ¿seguro que no importa?
Tom: Claro que no, ya te lo he dicho – dijo dándole vueltas a la olla que tenía en sus manos -. Pásame más macarrones ¿quieres?
Ale se los tendió. Sí, iban a cenar macarrones. Tom cocinaba, decía que se le daba bien. Ellas habían confiado en su palabra y se habían ido a dar una vuelta sin Ale por Londres con Danny y Harry, mientras Tom hacía la cena y Dougie se encerraba en su cuarto. Al parecer, María y Harry se llevaban más bien de lo esperado, y Danny y Carolina se estaban haciendo inseparables.
Todavía no habían decidido quién dormiría en el sofá, esperaban hacerlo cuando llegase la hora de dormir.
Ale: Sí, pero tú no has visto cómo está Danny conmigo porque le he pisado las gafas… No sé, no creo que esto de vivir tantos juntos vaya a funcionar. ¡Siete, Tom, somos siete! Y lo de Dougie con Carolina…
Tom: Que no pasa nada, Ale… Que Danny es muy bueno en el fondo y se le pasará, y Dougie igual, no te preocupes anda.
Tom iba de un lado a otro de la cocina, cogiendo platos, la salsa, ajos por aquí, más macarrones que somos muchos por allá… Ale le ayudaba siempre que podía, pero como Tom no paraba quieto, se hartó un poco y le dijo que iba a dar una vuelta por el jardín.
Tom: Vale, que no se te olvide llamarles cuando la cena esté casi lista por favor.
Era increíble lo rápido que habían cogido confianza unos con otros. Todos se llevaban bastante bien con los otros, excepto Danny Ale y Dougie Carolina, claro. Todo muy raro.
Ale subió a la habitación de invitados, donde habían dejado las maletas hasta que todo estuviese decidido. Cuando iba por el pasillo donde todas las habitaciones estaban, excepto la de Tom que se encontraba arriba, oyó algo. Era un bajo. Provenía de la habitación de Dougie.
Ale: ¿Puedo pasar, Dougie? – dijo dando con los nudillos en la puerta – Soy Ale.
Dougie dejó de tocar y abrió el pestillo de la puerta. Ale entró.
Ale: ¿Tocas el bajo? ¡Hala, qué guay!
Dougie: Sí, haha – dijo sentándose sobre la cama. Ale hizo lo mismo.
Ale: ¿Estás en una banda? – dijo tocando con cuidado el mástil del bajo.
Dougie: Sep.
Ale: Hala. ¿Cómo se llama?
Dougie: ¿Conoces McFLY?
Ale: Me suena de haber oído alguna canción en la radio, pero no sé mucho. ¿Estás en McFLY?
Dougie: Sí, bueno, y Tom, Danny y Harry también haha.
Ale: ¡¿NO ME JODAS?!
Dougie: Sí hahahaha – rió.
Tom: ¿De qué habláis? – dijo asomando su cabeza por la puerta y dejando ver su monosidad de hoyuelo – La cena ya está. ¿Les llamáis?
Ale llamó a María y en poco, ya estaban los siete sentados en la mesa, comiendo los ricos macarrones de Tom. Mantenían muy animados varias conversaciones, siempre riendo y haciendo bromas.
María: ¿En serio estáis en una banda? WOW.
Harry: Sí, yo toco la guitarra y canto.
Dougie: Sí, y yo la batería, ¿no te jode?
Tom negó con la cabeza riendo.
Tom: No, Harry toca la batería, Dougie el bajo, y Danny y yo cantamos y tocamos la guitarra.
Ale escuchaba atenta.
María: ¡¿EN SERIO TOCAS TÚ LA BATERÍA?! – dijo mirando a Harry.
Danny: Sí, yo toco la guitarra, gracias por mostrar el mismo entusiasmo – dijo con sarcasmo. Todos rieron.
María: Lo siento, es que me ha sorprendido porque yo también toco la batería.
Dougie: ¿SÍ? ¿En un grupo?
María: Qué va…
Harry: Qué coincidencia, tío…
María rió.
María: Y Ale toca la guitarra.
Danny miró sorprendido a Alejandra, que agachó la cabeza avergonzada.
Tom: ¿Y tú, Carol, tocas algún instrumento?
Carolina rió vagamente.
Carolina: No. Yo dibujo – dijo cortante. Todavía seguía molesta por lo de Dougie.
Ale y María lo miraron extrañada. ¿Qué coño le pasaba?
Tom: Anda, ¡igual que yo!
Carolina le sonrió y volvió a bajar la mirada hacia su plato de macarrones. Con el tenedor los removió un poco. Desarrimó su silla y luego se disculpó, dijo que no tenía hambre y se fue a la habitación de invitados.
Tom: ¿Qué la pasa?
Ale cogió su servilleta de su regazo, la dejó en la mesa y salió corriendo detrás de Carolina. Danny iba también a ir a por Carolina, pero que subiese Alejandra… Tras pensárselo un par de veces subió corriendo también.
Harry: Tom, eres un cotilla. ¿Adónde va este?
Tom: Solo me preocupo – dijo sacándole la lengua -. Ni idea.
Todos volvieron concentrados a comer, todos callados. Para romper el silencio, María preguntó:
María: Y… ¿Cuántos discos tenéis?
Tom: De momento uno.
Harry: Sí, se llama Room On The Third Floor.
Tom: Y ahora estamos escribiendo las últimas canciones para sacar un nuevo disco.
María: ¿Cómo se llamará?
Tom: Creo que Wonderland, pero no estoy seguro.
Después de eso, no volvieron a sacar conversación. Dougie estaba raro.
Dougie: Me duele la nariz.
Harry: Normal, te has dado un buen golpe…
Dougie: Me han dado – le corrigió -. Yo no he sido.

POV Danny-.

Subí las escaleras lo más rápido que pude y me acerqué a la puerta de la habitación de invitados. Oía a Carolina llorar, me daba pena. No habían pasado más de cinco horas y ya me caía genial. Era estupenda, nos llevábamos muy bien.
Lo único que evitaba el que yo pudiese abrir la puerta y preguntarle a Carolina que qué la pasaba, era que Alejandra estaba dentro, y me llevaba mal con ella. Todavía sigo flipando porque me ha roto las gafas y se ha comportado de una manera borde conmigo.
Alejandra abrió la puerta desde dentro, casi dándome en la nariz como al pobre Doug.
Yo: ¡Ten más cuidado hombre!
Alejandra: ¿Yo qué sabía que había un cotilla detrás de la puerta? Ojalá te hubiese dado…
Yo: Mejor que tener que escucharte – dije poniendo los ojos en blanco. Carolina salió de detrás de Ale, con los ojos rojos y acuosos -. ¿Estás bien Carol?
Alejandra me imitó con tono burlón, la saqué la lengua. Qué tía más tonta, me pone de los nervios.


FIN POV Danny-.

viernes, 19 de agosto de 2011

Capítulo cuatro.


Dadacada a Mansah.
Patraca & Marcadas.
Cuando entraron, Harry les presentó a los chicos. Casualmente, el chico del hoyuelo era el mismo que el del aeropuerto, es decir, Tom. El pecoso con el que Ale había tenido una discusión hacía pocos minutos, era Danny. Y el del portazo, el pobre chico de los dos portazos, era Dougie. Todo una coincidencia…
Se sentaron en un sofá las tres, dejando en la entrada las maletas. Los chicos, excepto Dougie que estaba en el baño limpiándose la nariz, se sentaron en otro sofá.
La verdad es que la casa era muy grande y espaciosa por dentro, y estaba muy bien decorada, excepto por algunos detalles, como que tuvieran un cartel así:



Pero bueno… Son chicos, qué le vamos a hacer.
Ale: Veréis, he hablado con mi padre, porque me parecía extraño encontrarme a Danny en el jardín de mi casa…
Danny: ¿Tu casa?
Ale: Déjame terminar por favor – le dijo sonriendo falsamente.
Tom: Danny calla.
Ale: No importa. Y bueno, me ha dicho que la casa nos pertenece a todos. Una parte la pagaron mis padres, y otra vosotros. No sé cómo, pero mi padre no se ha enterado de que ya estaba habitada la casa, y no sé cómo no os dijeron nada, pero… Resulta que tendremos que compartirla porque a mi padre no le da la gana arreglar este lío. Así que… ¿Os parece bien que vivan tres chicas con vosotros…? Si no, nos buscamos un trabajo y un piso y ya nos pagaréis lo que pagamos nosotras de la casa… ¿No, chicas?
Carol: Sí, sí, que no importa que nos vayamos… Estabais aquí primero vosotros.
Tom: Bueno… Por mí… No hay problema, no sé. ¿Chicos…?
Danny no decía nada. La verdad, no le hacía demasiada gracia tener que vivir con tres chicas, y menos, con la Alejandra esa rompe gafas estropea momentos de inspiración borde de mierda y quita casas… ASDFGHJKLÑ.
Harry: Por mí bien…
Tom: ¿Danny…? ¿Te parece bien?
Danny: Claro… - dijo en un susurro.
Harry: ¡Pues entonces todo arreglado! Aunque falta que Dougie opine…
Ale: Y… ¿Tenéis habitaciones de sobra?
Tom: Tenemos una de invitados, con dos camas individuales… Y el único problema es que no cabe una cama más… Alguien tendrá que dormir en el sofá…
En ese momento, Dougie apareció por la puerta del salón, ya limpio de sangre, y con un hielo en la nariz.
Harry: ¿Estás bien Doug?
Dougie: No.
Tom: Dougie, que vamos a tener que vivir con ellas porque pagan la mitad de la casa… Espero que no te importe…
Dougie: ¡¿QUÉ?!
Ale: Mec – dijo por lo bajo.
Dougie la había oído y la asesinó con la mirada. Ale bajó la cabeza para no mirarle.
Dougie: Pero, no podemos coño. ¡NO, TOM, NO!
Tom: Relájate, ¿quieres? Ven a la cocina por favor.
Los dos desaparecieron por la puerta, no sin antes Dougie echar unas miradas de odio profundo y dolor a Carolina.
A Carolina le sentó mal, y durante el resto del día no dijo nada.
Ale: Bueno… Creo que solo hay que echar a suertes quién duerme en el sofá…
María gruñó en bajo. No le parecía justo, ¿por qué una de las tres tenía que dormir en el sofá? Ya de pensarlo, qué dolor de espalda y cuello… ¡A la que le tocase también tenía derecho a una cama!
Harry: No creo que sea la mejor idea que una se quede a dormir en el sofá… Al fin y al cabo, nuestras habitaciones en parte también pertenecen a ellas, por lo que creo que será justo que, si lo echamos a suertes, que nosotros también participamos… ¿no?
María: Gracias Harry.
Harry le sonrió, todos asintieron pensativos.
Ale: ¡¿A PIEDRA PAPEL O TIJERA…? – dijo entusiasmada.
Danny: ¿A piedra papel o tijera…? – dijo con tono burlón, imitándola - ¡Qué infantil!
Ale: ¿Tienes otra idea mejor, listillo? – dijo borde.
Danny: No, pero…
Ale: Pues entonces te callas.
Danny cada vez la odiaba más.
Los demás observaban asombrados la escena. ¡Qué buen comienzo, vamos…! Con ironía. Y encima con lo de Dougie…
Harry: Bueno, bueno, tranquilidad hombre… - dijo extendiendo los brazos para que se relajasen Danny y Ale – Relajaos.
Danny: Yo estoy relajado – dijo borde, quitando los brazos de Harry.
Harry: Danny, cállate ya joder.
Ale le sacó la lengua a Danny, triunfante.
María: Creo que lo mejor será esperar a Tom y a Dougie…

POV Tom-.

Yo: ¿Qué te pasa tío? Tampoco pasa nada si ellas viven aquí.
Dougie: Sí, sí que pasa.
Yo: ¿El qué?
Dougie: Que no quiero. Eso es lo que pasa.
Yo: ¿Por Carolina?
Dougie se calló.
Dougie: En parte. No me ha pedido perdón Tom. ¡Y han sido dos veces! Como pase algo más…
Yo: Venga ya, Doug. ¡No me digas eso! Que no pasa nada, ya te pedirá perdón y si no, nada, que no importa.
Dougie: Claro, como a ti no te duele la nariz… Todo muy bien ¿no?
Yo: Venga, ve al salón y discúlpate por tu comportamiento.
Dougie: Ni que fueras mi madre – dijo en bajo saliendo por la puerta de la cocina.
Yo: Te he oído – dijo empujándole con la mano mientras salían de la cocina.

FIN POV Tom-.

martes, 16 de agosto de 2011

Capítulo tres.

 Iiiiiiiiiiii, jijijiji, permitid que me ría yo sola. Solo soy Patricia, este capítulo lo he escrito yo porque mientras estaba en Noruega me habían entrado ganas de seguirlo muahaha. No sé cómo se lo tomará Mercedes, pero bueno... Aquí os lo dejo, y, ¡espero que os guste! :33
Patricia. 
PD.: Patri, gracias por ser la única en comentar, ¡adoro tus comentarios! Te quiero. :3

Ale: ¿Qué haces aquí?
...: No, perdona, que haces tú aquí. Ésta es mi casa, ¡y encima has pisado mis gafas! - dijo recogiéndolas del suelo.
Ale: Bueno, vale, te compraré otras gafas, pero ésta es mi casa. Mis padres me la han comprado para pasar el verano aquí.
...: Pues te has equivocado, guapa. Aquí vivo yo con mis amigos.
Ale, suspirando, buscó el papel donde sus padres le habían apuntado la dirección para comprobar que estaba en la casa correcta, pero no lo encontró. Se lo había quedado el taxista.
Ale: ¡Vaya, mierda! El papel donde tenía apuntada la dirección se lo ha quedado el taxista. Llamaré a mi padre.
El chico suspiró profundamente, se estaba hartando. ¡¿Pero quién se creía para entrar en su casa y, encima, romper sus gafas preferidas?! Ésta tía era tonta. Bueno, la verdad es que se estaba pasando con ella. Le había pedido perdón y decía que le iba a comprar unas gafas nuevas, pero aun así estaba enfadado con ella y no pensaba perdonarla. ¡Qué cara!
Ale sacó su móvil y marcó el número de su padre.
Tras un rato de hablar con él, y tener al otro chico pegado a su espalda pendiente de la conversación, colgó y se dio la vuelta suspirando. Se encontró al chico, muy pegado a ella. Tanto, que pudo ver con claridad la cantidad de pecas que tenía por la cara. ¡Joder, qué pecoso era el tío!
Ale: Anda, quita - le dijo apartándole con la mano.
...: Vivo aquí - dijo él borde -, no me pienso mover. Dime qué te ha dicho tu padre.
Ale abrió mucho los ojos.
Ale: Pues, me ha dicho una cosa que anteriormente no me había dicho.
...: ¿Y es...? - dijo cortándola.
Ale: Si me dejases acabar, te lo diría.
El chico puso los ojos en blanco y no dijo nada, como esperando a que ella hablase. Pero no lo hizo. Cogió su maleta, le dio la espalda, y se fue por donde se había ido.
...: ¡EH, TÚ! ¡QUE ESTOY AQUÍ!
Pero ella no le hizo caso y se fue donde Carolina y María se encontraban, para contarles un pequeño cambio en sus vacaciones tan esperadas.
María se estaba descojonando. Carolina había vuelto dar a alguien, y no cualquier persona, sino el mismo chico de pelo teñido y un piercing en el labio al que había dado en el aeropuerto.
Carolina se llevó las manos a la boca sorprendida, y en vez de pedirle perdón, se limitó a preguntar, extrañada:
Carol: ¿Qué cojones haces en nuestra casa? - dijo frunciendo el ceño y apartando su maleta para que Ale pudiese pasar.
Ale: Chicas, os tengo que contar una cos... - se calló al ver al chico con las manos en la nariz, llenas de sangre, y maldiciendo a Carolina -. Ésta es una de ellas - dijo señalando al chico.
...: ¡Dougie!, ¿qué te ha pasado? - dijo el chico pecoso abriéndose paso entre las maletas.
El chico no habló, simplemente entró en la casa, acompañado del otro chico, y cerró la puerta tras sí, no sin antes insultar a Carolina.
Carolina: ¡Joder, qué humos! - dijo llamando a la puerta -. Aunque bueno, creo que me lo merezco siendo el mismo que el del aeripuerto...
Ale: ¡¿ES EL MISMO?! - y empezó a descojonarse.
María: Eres más torpe y gafe que yo que sé - dijo todavía sin parar de reírse.
Carol: Gracias, chicas, yo también os quiero - dijo llamando de nuevo a la puerta.
Ale: No, no llames, os tengo que contar una cosa primero.
María: Sí, creo que nos debes varias explicaciones.
Carolina y María se callaron, esperando a que Ale dijese algo. Y justo cuando iba a decir algo, se calló y puso la cara más rara del mundo, con todos los gestos posibles.
María y Carol, extrañadas ante la cara de Ale, se dieron la vuelto para ver lo que Ale estaba viendo, y se encontraron a un chico de ojos azules y mechas rubias, estampando su cara contra el cristal de una ventana y mirándolas.
Cuando éste se dio cuenta de que le estaban mirando, las saludó con la mano y luego desapareció tras la cortina para abrir la puerta inmediatamente.
Él: ¡Ey, hola! ¿Qué tal? Me llamo Harry -dijo todo muy seguido sin dar tiempo a reaccionar a las tres chicas -. Oye, ¿no eres tú la que le ha dado el portazo a Doug en el aeropuerto? - dijo señalando a Carol - que sepas que está molesto y creo que está enfadado contigo. Bueno, ¿cómo os llamáis? Yo Harry - dijo dando la mano a Ale.
Ale: Si eso ya lo has dicho, haha... Yo me llamo Alejandra, llámame Ale - dijo adelantándose y dándole dos besos.
Harry: Encantado - dijo sonriendo. Una sonrisa preciosa. Demasiado. El chico era perfecto para María. En seguida le miró embobada -. ¿Tú te llamas...? - dijo mirando a María y pasando una mano por delante de sus ojos.
María: Eh, eh... Ah, sí, haha, María, encantada - dijo esperando a que él le diese dos besos, pero no. Fue una situación un poco incómoda. María sonrojada fue entonces a darle a él los dos besos, y él también iba a ello, e iban en la misma dirección, por lo que casi se daban un beso - Perdón, haha - dijo si saber qué hacer.
Harry se rio y le dio un abrazo.
Carol: Yo me llamo Carolina, llámame Carol - dijo sonriendo. Harry le dio dos besos.
Harry: Y, bueno... ¿Qué hacéis aquí? ¿Cómo habéis abierto la puerta...?
Ale: Ah, eso es lo que os tengo que contar chicas - dijo dirigiéndose a ellas -. Bueno, ya que estamos, os lo digo a todos. ¿Podemos entrar?
Harry: Ah, sí, sí, por su puesto - dijo extendiendo un brazo hacia la puerta para que las tres chicas con sus maletas pasasen -. Cómo si estuvieséis en vuestra casa.
Ale: Eso tiene gracia haha, va de ello.
Harry la miró extrañado y frunciendo el ceño y cerró tras sí la puerta.