domingo, 11 de septiembre de 2011

Capítulo siete.

Tom se despertó el primero, al parecer era bastante madrugador. Antes de bajar a preparar el desayuno, como hacía frío, buscó el jersey que la noche anterior había dejado allí, pero no estaba. Decidió no pensar en qué le podría haber pasado y se puso la bata.
Mientras bajaba las escaleras, se tropezó con algo, una chaqueta. Una chaqueta de Dougie. Venga, vamos a dejar todo en el suelo. El golpe fue fuerte y ruidoso, tanto como para despertar a María.
María: Tom, ¿estás bien? – dijo saliendo de la habitación de invitados y tendiéndole la mano. Él se levantó con su ayuda.
Tom: Sí, gracias – dijo sacudiéndose el culo como si se hubiese manchado de barro o algo así -. Si no dejasen las cosas tiradas por el suelo… - dijo abriendo despacio la puerta de la habitación de Dougie y tirando en su interior la chaqueta.
María: ¡Vaya, sí que eres madrugador!
Tom se lo tomó como un cumplido y bajaron animados a preparar el desayuno. Pusieron la mesa, y Tom se había levantado con el capricho de tortitas así que… ¿para qué impedírselo con lo ricas que estaban?
La nevera no estaba muy vacía, pero no tenía suficiente comida como para alimentar a siete todos los días, así que ya harían la compra en otro momento. Una cosa que había que anotar, era que la nevera estaba llena de “Marmite”, según Tom, la favorita de Harry. [A ver, vamos a aclarar una cosa. La “Marmite” es un concentrado, como un sirope, de levadura de cerveza… ¿oc? La gente lo confunde con mermelada(?) POS ESO.]
María: ¿No se suponía que Danny dormía en el sofá? – dijo volviendo del salón con el ceño fruncido.
Tom: A saber dónde está.
El olor a tortitas recién hechas habían despertado a todos excepto a las dos marmotas de la casa: Ale y Danny, cómo no.
Dougie entró por la puerta de la cocina después que Harry, y exhibió la chaqueta que llevaba.
Dougie: Eh, mirad lo que me he encontrado – dijo paseándose por toda la cocina -. No sabía dónde estaba.
Tom: Estaba debajo de mis pies ayudando a que me cayera cuando he bajado las escaleras.
Dougie: Bueno, pero a que mola ¿eh?
En ese momento sonaron unas tripas, las de Carolina.
Carol: Creo que no me encuentro muy bien… - dijo poniéndose la mano sobre la tripa.
María: ¿Qué te pasa? – todos se inclinaron hacia ella.
Dougie, que tenía calor, se quitó la chaqueta y la puso sobre su silla.
Carol: Creo que voy a vomitar… - y así lo hizo. Pero no en el suelo, no, sobre la chaqueta.
Todos: AAGH.
Dougie: QUÉ-AS-CO – dijo cogiéndola por la manga que no estaba manchada -. Era cara ¿sabes?
Carol: Lo-lo sien… - volvió a vomitar, ésta vez sobre los zapatos de todos.
María: Creo que será mejor que te acompañe al baño… Hoy creo que te quedarás en la cama… - cogió una servilleta y se limpió sus zapatillas.

Ya eran más o menos las doce, todos se habían ido a dar una vuelta por ahí, excepto Carolina, que estaba en la cama, y Ale, que no le apetecía mucho salir.
Tom había dicho que había quedado con Giovanna, y que luego cuando volviesen, se la presentaría a las chicas. Decía que era su novia, y que era muy agradable y maja.
Ale se aburría un poco, así que decidió cotillear lo que tenía Danny en la habitación, ya que no lo había movido de ahí por no tener otro lugar donde moverlo.
El tema de que todos hubiesen encontrado a Ale durmiendo encima de Danny, había sido muy incómodo. Todos se habían pensado lo que no era, y además ¿cómo iba a pasar si se llevaban mal? Eran todos unos malpensados.
Apoyada sobre la pared, al lado de la cama, había una guitarra en su funda. Decidió abrirla para tocar algo.
Empezó a tocar una canción que ella misma había compuesto. No tenía letra, y aparte ella lo de cantar… como que no. Así que simplemente tocó.
Estuvo un buen rato así, y no se dio cuenta de que Dougie había vuelto a casa porque no le apetecía salir más, y que estaba apunto de entrar en la habitación.
Dougie: ¡¿QUÉ HACES?! – dijo dando un portazo.
Ale se asustó, y como Dougie le había mirado como si estuviese pecando, soltó la guitarra al suelo. Y por casi la rompe, la había arañado por el mástil y había varios golpes en la caja.
Ale: Yo… lo siento.
Dougie: Como se entere Danny de esto… te la vas a llevar pero bien llevada.
Carol: ¿Qué ha pasado aquí? – dijo apareciendo por la puerta, con una voz ronca y cansada, frotándose los ojos - ¡¿Qué has hecho Ale?! ¡¿Esa no es la guitarra de Danny?!
Cuando apareció Carolina, Dougie se puso un poco nervioso, Ale lo notó.
Ale: Sí, lo es, pero no te preocupes que ya la arreglaré y eso… sin que se de cuenta… vuelve a tu cama, anda.
Como Carolina no se iba, Ale prosiguió hablando.
Ale: ¿Qué hago, qué hago? – dijo llevándose las manos a la cabeza.
Dougie: A mí no me metas en esto…
Ale: Gracias, hombre – dijo recogiéndola del suelo con cuidado -. Le tendré que compr…
Tom y Harry: ¡HOOOOOOOOOOLA! ¡Ya estamos aquí!
Ale: Oh mierda mierda mierda, ayúdame a esconderla.
Cerraron la puerta con pestillo y buscaron indecisos dónde esconderla, pero no encontraron sitio.
Carolina: Debajo de la cama, debajo de la cama – dijo en un susurro, señalando la cama.
Se oían unos pasos subir las escaleras. Era Danny.
Danny: ¿Doug? ¿Qué haces? – dijo llamando a la puerta de la habitación – Doug abre la puerta. ¿Con quién estás?
Desde fuera de la habitación, se oían muchos murmullos.
Harry: ¿Qué pasa ahí dentro? – dijo llamando - ¿Alejandra?
[Lo que dice ahora Ale es tipo los Simpson, no sé si habéis visto un capítulo en el que van a un restaurante italiano y el cocinero dice todo el rato: ‘Síiiiiii, síiiiiiiiiiiii’ de una forma rara… Bah.]
Ale: ¿Síiiiiiiiii? – dijo apareciendo rapidísimo por la puerta y cerrándola detrás suya.
Harry: ¿Qué ocultas Ale? – intentó pasar, pero ella se movía a cada lado que él iba, impidiéndole pasar, y siempre con la mano en el picaporte.
Danny: ALEJANDRA, DÉJAME PASAR YA – se estaba cabreando.
Ella negó con la cabeza. Entonces, dentro de la habitación, se oyó un tremendo escándalo, y algo grande y pesado se cayó al suelo, con un ruido muy fuerte, y luego alguien soltó un:
: Auch.

Gio: Encantada de conoceros – dijo después de haber dado un beso a todas las chicas.
María: Qué maja – susurró a Carolina en el oído. Ella asintió, sonriendo.
Tom: ¿Os apetece bien ir a comer a un italiano?
A todos les parecía bien, por lo que se arreglaron algo, y se repartieron en dos coches, en el de Tom y en el de Harry.
Ale, que iba en el de Harry junto con Dougie y María, preguntó a Doug:
Ale: ¿Estás bien?
Dougie: NO. No sabes lo que es que se te caiga una estantería encima ¿verdad? Y todo por culpa de Carolina…
María: Bueno, no te lo tomes así hombre.
Según había explicado Carolina, “intentaba esconderme detrás de la estantería y Dougie simplemente se quedó en medio, yo me moví, moví la estantería entera y se calló, del todo mi culpa no ha sido”, es lo que había dicho trayendo un hielo a Dougie para la cabeza.
Llegaron al restaurante, pidieron mesa y comenzaron una entretenida charla, todos juntos.
Hubo un momento, que fue un poco incómodo, no sabía María cómo había llegado hasta ese punto, pero preguntó:
María: ¿Y tú Harry, tienes novia? – al instante, se arrepintió de haberlo preguntado.
Ya que ni Harry ni Danny ni Dougie respondían, Tom les explicó que no, que estaban libres. No sin antes mirar de una forma rara a María, al igual que Ale y Carolina. María pasó mucha vergüenza.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Capítulo seis.


Danny: ¿Estás bien Carol?
Alejandra le imitó con tono burlón, él le sacó la lengua como respuesta. Qué tía más tonta, le ponía de los nervios.
Carol: Sí, ya estoy mejor – dijo secándose los ojos -. Gracias por preocuparos por mí chicos – sonrió.
Ale: De nada, para eso estoy – y se abrazaron.
Danny: ¿Seguro que no me lo quieres contar? – dijo poniendo ojitos.
Alejandra suspiró bruscamente, Danny le ponía de los nervios como ella a él. Se habían conocido hace menos de cinco horas, ¿es que quería que le contase toda su vida? Por Dios.
Carol: Está bien, te lo contaré.
Danny: Eeeem, ¿te puedes ir? Quiero hablar con ella – dijo mirando a Alejandra mientras pasaba el brazo por la cintura de Carolina.
Carol: No importa Ale, vete, no es nada. No te enfades.
Alejandra miró primero a Danny con desprecio y luego a Carolina como decepcionada. En ese momento tenía una confusión de sentimientos.
Bajó por las escaleras dejándoles solos, todos se giraron hacia ella para saber qué es lo que había pasado, pero ella negó con la cabeza, no quería contar nada a nadie.
Giró la cabeza hacia donde Danny y Carolina se encontraban, estaban abrazados. Sintió un dolor en el pecho. Pero no físico, no. Un dolor fuerte, doloroso. ¿Celos? ¿Cómo iba a estar celosa de Carolina? ¡Por favor qué tonterías...!
Se sentó en su sitio y pinchó algunos macarrones ya fríos. Se iba a meter ya la comida en la boca, mientras todos la miraban con cara de asco.
Ale: ¿Qué? – dijo metiéndose el tenedor en la boca. Masticó y tragó – Mmm, hasta fríos están ricos, Tom. La salsa tiene un toque especial.
María: Sí, muy especial, porque Harry y Dougie han escupido en ello...
Ale: ¡¿QUÉ?! – dijo dejando caer su tenedor al plato.
Harry: Es que hemos hecho una competición y... Solo estábamos jugando...
Ale: Jugando a ver a quién le llega el escupitajo a LA CENA DE ALE, ¿verdad?
María: No te lo tomes así, es que... hahaha. Toma, si quieres cenar, cómete los míos.
Ale: Ya da igual...
María: ¿Quieres hablar? Anda, ven a la cocina.
Cogieron sus platos y se dirigieron hacia allí. Al salir por el marco de la puerta del salón, María miró a Harry de una forma rara, le estaba diciendo algo. Algo que Harry interceptó perfectamente. ¿Pero cómo se podían entender ya con la mirada si solo llevaban juntos cinco horas?
María: ¿Qué ha pasado ahí arriba?
Ale: Que Carol se siente mal por Dougie pero no se atreve a pedirle perdón porque se siente muy mal... pero es una chorrada ¡por favor!
María: ¿Y qué te pasa a ti?
Ale: ¿A mí? Nada... ¿por qué? 
María: Porque estás rara... ¿Y Danny?
Ale: Se lo está contando todo, seguramente más cosas de las que a mí no me ha contado. ¿Has visto lo bien que se llevan?
María: ¿Y eso te molesta?
Ale: ¡Qué dices! ¿Cómo me va a molestar? - dijo sin mirar a María, mientras colocaba los platos en el lavaplatos.
María: Mientes... ¿celos?
Ale: Ve a por más platos y olvida el tema.
Cuando ya terminaron de recoger todo y Danny y Carolina bajaron, decidieron echar quién dormía en el sofá a piedra papel o tijera, tal y como había propuesto Ale. Pero no fue del todo posible, ya que eran muchos, y si uno sacaba tijeras y cortaba al que tenía papel, el que tenía piedra aplastaba a las tijeras, y el papel que era cortado por esas tijeras envuelve a la piedra que aplasta a las tijeras que aplastan a ese mismo papel... ¿lo habéis entendido...? Bueno, como no era posible, decidieron echarlo a pies.
Tom: A mayoría se la salva ¿vale?
Eran juegos infantiles, sí, pero son de esos que no olvidas nunca y que te pueden ayudar en muchas ocasiones, como en ésta.
En la primera tanda quitaron el pie todos menos Danny y Ale, y como solo eran dos y no podían hacer más tandas, lo echaron a piedra papel o tijera ya que ésta vez sí que se podía. Cuando se dieron cuenta ellos de que estaban compitiendo entre sí, se insultaron mutuamente. 
Tom: ¡Cuánto amor...!
Sorteaban quién se quedaría con la habitación de Danny, el que ganase la tendría. Y ganó Ale, Danny dormiría todo el verano en el sofá.

Después de llamar a sus padres y avisar también a los padres de María y Carolina, Ale se puso el pijama, apagó la luz y se metió en la cama de Danny. Bueno, ahora SU cama. Hacía un poco de fresquito, así que se acurrucó bien con la manta de Danny. Olía a él.
Justo cuando ya se estaba quedando frita, alguien entró en su habitación de un portazo, encendió la luz e intentó quitar la manta a Ale. Era Danny, y solo iba en boxers.
Danny: Quita, ésta es mi manta - dijo en un susurro.
Ale: Pero ahora la tengo yo - dijo tirando de ella.
Danny: Pero ahí abajo me congelo - dijo en un grito ahogado.
Ale: Pues sé listo y ponte algo más de ropa. Y no grites coño, que intentamos dormir.
Danny: Pues no me da la gana - y de un tirón se llevó la manta, sin apagar la luz ni cerrar la puerta.
Ale: IMBÉCIL - dijo bien alto, ya sin importarle que los demás se despertasen.
Danny: GILIPOLLAS - dijo desde las escaleras.
Con el frío que hacía, Ale no se podía dormir, así que se levantó de la cama y subió a la habitación de Tom, donde supuso que habría más mantas o que Tom le daría alguna. Pero cuando subió, Tom no se había despertado, y dormía como un angelito. Así que como le daba pereza bajar de nuevo, se puso un jersey que tenía Tom tirado por ahí y salió a la terraza que había.
El cielo esa noche estaba despejado y se podían ver las estrellas perfectamente, incluso contarlas si te querías pasar ahí horas y horas.
Se apoyó en la barandilla y respiró el frescor. Era genial poder estar ya en la capital. El único problema eran los chicos, claro... Pero por lo demás, había esperado algo así durante mucho tiempo.
...: ¿Qué haces? 
Ale: Ay, qué susto me has dado Doug haha - él se apoyó en la barandilla a su derecha -. Pues nada, que el idiota de Danny me ha quitado la manta y no podía dormir con el frío... Y supuse que Tom tendría más mantas pero míralo, está dormido haha.
Dougie: Pues no sé si hay más mantas haha.
Ale: No importa, creo que dormiré con esto de Tom puesto - rió.
Doguie: ¿Qué le pasaba a Carolina?
Ale: ¿No estabas "enfadado" con ella?
Dougie: Sí bueno, porque ha sido una maleducada pero... no sé...
Ale rió.
Ale: Pues... nada... No sé, creo que es mejor que te lo cuente ella.
Ale le dijo que se iba a dormir, se metió en la casa, dejando a Dougie pensando, y volvió a su habitación.
Cuando entró, no creyó lo que vio. Danny había aprovechado el hecho de que Ale se había ido de la cama y se había dormido en ella. Para joderle, se tumbó encima suya y se quedó frita.

lunes, 29 de agosto de 2011

Capítulo cinco.

Ale: ¿Seguro que no te importa, Tom? – dijo abriendo los cajones de la cocina para dar con los tenedores.
Tom: Están en el segundo cajón.
Ale: Gracias – desapareció por la puerta de la cocina para dejar los tenedores y los vasos en la mesa, y volvió -. Pero dime, ¿seguro que no importa?
Tom: Claro que no, ya te lo he dicho – dijo dándole vueltas a la olla que tenía en sus manos -. Pásame más macarrones ¿quieres?
Ale se los tendió. Sí, iban a cenar macarrones. Tom cocinaba, decía que se le daba bien. Ellas habían confiado en su palabra y se habían ido a dar una vuelta sin Ale por Londres con Danny y Harry, mientras Tom hacía la cena y Dougie se encerraba en su cuarto. Al parecer, María y Harry se llevaban más bien de lo esperado, y Danny y Carolina se estaban haciendo inseparables.
Todavía no habían decidido quién dormiría en el sofá, esperaban hacerlo cuando llegase la hora de dormir.
Ale: Sí, pero tú no has visto cómo está Danny conmigo porque le he pisado las gafas… No sé, no creo que esto de vivir tantos juntos vaya a funcionar. ¡Siete, Tom, somos siete! Y lo de Dougie con Carolina…
Tom: Que no pasa nada, Ale… Que Danny es muy bueno en el fondo y se le pasará, y Dougie igual, no te preocupes anda.
Tom iba de un lado a otro de la cocina, cogiendo platos, la salsa, ajos por aquí, más macarrones que somos muchos por allá… Ale le ayudaba siempre que podía, pero como Tom no paraba quieto, se hartó un poco y le dijo que iba a dar una vuelta por el jardín.
Tom: Vale, que no se te olvide llamarles cuando la cena esté casi lista por favor.
Era increíble lo rápido que habían cogido confianza unos con otros. Todos se llevaban bastante bien con los otros, excepto Danny Ale y Dougie Carolina, claro. Todo muy raro.
Ale subió a la habitación de invitados, donde habían dejado las maletas hasta que todo estuviese decidido. Cuando iba por el pasillo donde todas las habitaciones estaban, excepto la de Tom que se encontraba arriba, oyó algo. Era un bajo. Provenía de la habitación de Dougie.
Ale: ¿Puedo pasar, Dougie? – dijo dando con los nudillos en la puerta – Soy Ale.
Dougie dejó de tocar y abrió el pestillo de la puerta. Ale entró.
Ale: ¿Tocas el bajo? ¡Hala, qué guay!
Dougie: Sí, haha – dijo sentándose sobre la cama. Ale hizo lo mismo.
Ale: ¿Estás en una banda? – dijo tocando con cuidado el mástil del bajo.
Dougie: Sep.
Ale: Hala. ¿Cómo se llama?
Dougie: ¿Conoces McFLY?
Ale: Me suena de haber oído alguna canción en la radio, pero no sé mucho. ¿Estás en McFLY?
Dougie: Sí, bueno, y Tom, Danny y Harry también haha.
Ale: ¡¿NO ME JODAS?!
Dougie: Sí hahahaha – rió.
Tom: ¿De qué habláis? – dijo asomando su cabeza por la puerta y dejando ver su monosidad de hoyuelo – La cena ya está. ¿Les llamáis?
Ale llamó a María y en poco, ya estaban los siete sentados en la mesa, comiendo los ricos macarrones de Tom. Mantenían muy animados varias conversaciones, siempre riendo y haciendo bromas.
María: ¿En serio estáis en una banda? WOW.
Harry: Sí, yo toco la guitarra y canto.
Dougie: Sí, y yo la batería, ¿no te jode?
Tom negó con la cabeza riendo.
Tom: No, Harry toca la batería, Dougie el bajo, y Danny y yo cantamos y tocamos la guitarra.
Ale escuchaba atenta.
María: ¡¿EN SERIO TOCAS TÚ LA BATERÍA?! – dijo mirando a Harry.
Danny: Sí, yo toco la guitarra, gracias por mostrar el mismo entusiasmo – dijo con sarcasmo. Todos rieron.
María: Lo siento, es que me ha sorprendido porque yo también toco la batería.
Dougie: ¿SÍ? ¿En un grupo?
María: Qué va…
Harry: Qué coincidencia, tío…
María rió.
María: Y Ale toca la guitarra.
Danny miró sorprendido a Alejandra, que agachó la cabeza avergonzada.
Tom: ¿Y tú, Carol, tocas algún instrumento?
Carolina rió vagamente.
Carolina: No. Yo dibujo – dijo cortante. Todavía seguía molesta por lo de Dougie.
Ale y María lo miraron extrañada. ¿Qué coño le pasaba?
Tom: Anda, ¡igual que yo!
Carolina le sonrió y volvió a bajar la mirada hacia su plato de macarrones. Con el tenedor los removió un poco. Desarrimó su silla y luego se disculpó, dijo que no tenía hambre y se fue a la habitación de invitados.
Tom: ¿Qué la pasa?
Ale cogió su servilleta de su regazo, la dejó en la mesa y salió corriendo detrás de Carolina. Danny iba también a ir a por Carolina, pero que subiese Alejandra… Tras pensárselo un par de veces subió corriendo también.
Harry: Tom, eres un cotilla. ¿Adónde va este?
Tom: Solo me preocupo – dijo sacándole la lengua -. Ni idea.
Todos volvieron concentrados a comer, todos callados. Para romper el silencio, María preguntó:
María: Y… ¿Cuántos discos tenéis?
Tom: De momento uno.
Harry: Sí, se llama Room On The Third Floor.
Tom: Y ahora estamos escribiendo las últimas canciones para sacar un nuevo disco.
María: ¿Cómo se llamará?
Tom: Creo que Wonderland, pero no estoy seguro.
Después de eso, no volvieron a sacar conversación. Dougie estaba raro.
Dougie: Me duele la nariz.
Harry: Normal, te has dado un buen golpe…
Dougie: Me han dado – le corrigió -. Yo no he sido.

POV Danny-.

Subí las escaleras lo más rápido que pude y me acerqué a la puerta de la habitación de invitados. Oía a Carolina llorar, me daba pena. No habían pasado más de cinco horas y ya me caía genial. Era estupenda, nos llevábamos muy bien.
Lo único que evitaba el que yo pudiese abrir la puerta y preguntarle a Carolina que qué la pasaba, era que Alejandra estaba dentro, y me llevaba mal con ella. Todavía sigo flipando porque me ha roto las gafas y se ha comportado de una manera borde conmigo.
Alejandra abrió la puerta desde dentro, casi dándome en la nariz como al pobre Doug.
Yo: ¡Ten más cuidado hombre!
Alejandra: ¿Yo qué sabía que había un cotilla detrás de la puerta? Ojalá te hubiese dado…
Yo: Mejor que tener que escucharte – dije poniendo los ojos en blanco. Carolina salió de detrás de Ale, con los ojos rojos y acuosos -. ¿Estás bien Carol?
Alejandra me imitó con tono burlón, la saqué la lengua. Qué tía más tonta, me pone de los nervios.


FIN POV Danny-.

viernes, 19 de agosto de 2011

Capítulo cuatro.


Dadacada a Mansah.
Patraca & Marcadas.
Cuando entraron, Harry les presentó a los chicos. Casualmente, el chico del hoyuelo era el mismo que el del aeropuerto, es decir, Tom. El pecoso con el que Ale había tenido una discusión hacía pocos minutos, era Danny. Y el del portazo, el pobre chico de los dos portazos, era Dougie. Todo una coincidencia…
Se sentaron en un sofá las tres, dejando en la entrada las maletas. Los chicos, excepto Dougie que estaba en el baño limpiándose la nariz, se sentaron en otro sofá.
La verdad es que la casa era muy grande y espaciosa por dentro, y estaba muy bien decorada, excepto por algunos detalles, como que tuvieran un cartel así:



Pero bueno… Son chicos, qué le vamos a hacer.
Ale: Veréis, he hablado con mi padre, porque me parecía extraño encontrarme a Danny en el jardín de mi casa…
Danny: ¿Tu casa?
Ale: Déjame terminar por favor – le dijo sonriendo falsamente.
Tom: Danny calla.
Ale: No importa. Y bueno, me ha dicho que la casa nos pertenece a todos. Una parte la pagaron mis padres, y otra vosotros. No sé cómo, pero mi padre no se ha enterado de que ya estaba habitada la casa, y no sé cómo no os dijeron nada, pero… Resulta que tendremos que compartirla porque a mi padre no le da la gana arreglar este lío. Así que… ¿Os parece bien que vivan tres chicas con vosotros…? Si no, nos buscamos un trabajo y un piso y ya nos pagaréis lo que pagamos nosotras de la casa… ¿No, chicas?
Carol: Sí, sí, que no importa que nos vayamos… Estabais aquí primero vosotros.
Tom: Bueno… Por mí… No hay problema, no sé. ¿Chicos…?
Danny no decía nada. La verdad, no le hacía demasiada gracia tener que vivir con tres chicas, y menos, con la Alejandra esa rompe gafas estropea momentos de inspiración borde de mierda y quita casas… ASDFGHJKLÑ.
Harry: Por mí bien…
Tom: ¿Danny…? ¿Te parece bien?
Danny: Claro… - dijo en un susurro.
Harry: ¡Pues entonces todo arreglado! Aunque falta que Dougie opine…
Ale: Y… ¿Tenéis habitaciones de sobra?
Tom: Tenemos una de invitados, con dos camas individuales… Y el único problema es que no cabe una cama más… Alguien tendrá que dormir en el sofá…
En ese momento, Dougie apareció por la puerta del salón, ya limpio de sangre, y con un hielo en la nariz.
Harry: ¿Estás bien Doug?
Dougie: No.
Tom: Dougie, que vamos a tener que vivir con ellas porque pagan la mitad de la casa… Espero que no te importe…
Dougie: ¡¿QUÉ?!
Ale: Mec – dijo por lo bajo.
Dougie la había oído y la asesinó con la mirada. Ale bajó la cabeza para no mirarle.
Dougie: Pero, no podemos coño. ¡NO, TOM, NO!
Tom: Relájate, ¿quieres? Ven a la cocina por favor.
Los dos desaparecieron por la puerta, no sin antes Dougie echar unas miradas de odio profundo y dolor a Carolina.
A Carolina le sentó mal, y durante el resto del día no dijo nada.
Ale: Bueno… Creo que solo hay que echar a suertes quién duerme en el sofá…
María gruñó en bajo. No le parecía justo, ¿por qué una de las tres tenía que dormir en el sofá? Ya de pensarlo, qué dolor de espalda y cuello… ¡A la que le tocase también tenía derecho a una cama!
Harry: No creo que sea la mejor idea que una se quede a dormir en el sofá… Al fin y al cabo, nuestras habitaciones en parte también pertenecen a ellas, por lo que creo que será justo que, si lo echamos a suertes, que nosotros también participamos… ¿no?
María: Gracias Harry.
Harry le sonrió, todos asintieron pensativos.
Ale: ¡¿A PIEDRA PAPEL O TIJERA…? – dijo entusiasmada.
Danny: ¿A piedra papel o tijera…? – dijo con tono burlón, imitándola - ¡Qué infantil!
Ale: ¿Tienes otra idea mejor, listillo? – dijo borde.
Danny: No, pero…
Ale: Pues entonces te callas.
Danny cada vez la odiaba más.
Los demás observaban asombrados la escena. ¡Qué buen comienzo, vamos…! Con ironía. Y encima con lo de Dougie…
Harry: Bueno, bueno, tranquilidad hombre… - dijo extendiendo los brazos para que se relajasen Danny y Ale – Relajaos.
Danny: Yo estoy relajado – dijo borde, quitando los brazos de Harry.
Harry: Danny, cállate ya joder.
Ale le sacó la lengua a Danny, triunfante.
María: Creo que lo mejor será esperar a Tom y a Dougie…

POV Tom-.

Yo: ¿Qué te pasa tío? Tampoco pasa nada si ellas viven aquí.
Dougie: Sí, sí que pasa.
Yo: ¿El qué?
Dougie: Que no quiero. Eso es lo que pasa.
Yo: ¿Por Carolina?
Dougie se calló.
Dougie: En parte. No me ha pedido perdón Tom. ¡Y han sido dos veces! Como pase algo más…
Yo: Venga ya, Doug. ¡No me digas eso! Que no pasa nada, ya te pedirá perdón y si no, nada, que no importa.
Dougie: Claro, como a ti no te duele la nariz… Todo muy bien ¿no?
Yo: Venga, ve al salón y discúlpate por tu comportamiento.
Dougie: Ni que fueras mi madre – dijo en bajo saliendo por la puerta de la cocina.
Yo: Te he oído – dijo empujándole con la mano mientras salían de la cocina.

FIN POV Tom-.

martes, 16 de agosto de 2011

Capítulo tres.

 Iiiiiiiiiiii, jijijiji, permitid que me ría yo sola. Solo soy Patricia, este capítulo lo he escrito yo porque mientras estaba en Noruega me habían entrado ganas de seguirlo muahaha. No sé cómo se lo tomará Mercedes, pero bueno... Aquí os lo dejo, y, ¡espero que os guste! :33
Patricia. 
PD.: Patri, gracias por ser la única en comentar, ¡adoro tus comentarios! Te quiero. :3

Ale: ¿Qué haces aquí?
...: No, perdona, que haces tú aquí. Ésta es mi casa, ¡y encima has pisado mis gafas! - dijo recogiéndolas del suelo.
Ale: Bueno, vale, te compraré otras gafas, pero ésta es mi casa. Mis padres me la han comprado para pasar el verano aquí.
...: Pues te has equivocado, guapa. Aquí vivo yo con mis amigos.
Ale, suspirando, buscó el papel donde sus padres le habían apuntado la dirección para comprobar que estaba en la casa correcta, pero no lo encontró. Se lo había quedado el taxista.
Ale: ¡Vaya, mierda! El papel donde tenía apuntada la dirección se lo ha quedado el taxista. Llamaré a mi padre.
El chico suspiró profundamente, se estaba hartando. ¡¿Pero quién se creía para entrar en su casa y, encima, romper sus gafas preferidas?! Ésta tía era tonta. Bueno, la verdad es que se estaba pasando con ella. Le había pedido perdón y decía que le iba a comprar unas gafas nuevas, pero aun así estaba enfadado con ella y no pensaba perdonarla. ¡Qué cara!
Ale sacó su móvil y marcó el número de su padre.
Tras un rato de hablar con él, y tener al otro chico pegado a su espalda pendiente de la conversación, colgó y se dio la vuelta suspirando. Se encontró al chico, muy pegado a ella. Tanto, que pudo ver con claridad la cantidad de pecas que tenía por la cara. ¡Joder, qué pecoso era el tío!
Ale: Anda, quita - le dijo apartándole con la mano.
...: Vivo aquí - dijo él borde -, no me pienso mover. Dime qué te ha dicho tu padre.
Ale abrió mucho los ojos.
Ale: Pues, me ha dicho una cosa que anteriormente no me había dicho.
...: ¿Y es...? - dijo cortándola.
Ale: Si me dejases acabar, te lo diría.
El chico puso los ojos en blanco y no dijo nada, como esperando a que ella hablase. Pero no lo hizo. Cogió su maleta, le dio la espalda, y se fue por donde se había ido.
...: ¡EH, TÚ! ¡QUE ESTOY AQUÍ!
Pero ella no le hizo caso y se fue donde Carolina y María se encontraban, para contarles un pequeño cambio en sus vacaciones tan esperadas.
María se estaba descojonando. Carolina había vuelto dar a alguien, y no cualquier persona, sino el mismo chico de pelo teñido y un piercing en el labio al que había dado en el aeropuerto.
Carolina se llevó las manos a la boca sorprendida, y en vez de pedirle perdón, se limitó a preguntar, extrañada:
Carol: ¿Qué cojones haces en nuestra casa? - dijo frunciendo el ceño y apartando su maleta para que Ale pudiese pasar.
Ale: Chicas, os tengo que contar una cos... - se calló al ver al chico con las manos en la nariz, llenas de sangre, y maldiciendo a Carolina -. Ésta es una de ellas - dijo señalando al chico.
...: ¡Dougie!, ¿qué te ha pasado? - dijo el chico pecoso abriéndose paso entre las maletas.
El chico no habló, simplemente entró en la casa, acompañado del otro chico, y cerró la puerta tras sí, no sin antes insultar a Carolina.
Carolina: ¡Joder, qué humos! - dijo llamando a la puerta -. Aunque bueno, creo que me lo merezco siendo el mismo que el del aeripuerto...
Ale: ¡¿ES EL MISMO?! - y empezó a descojonarse.
María: Eres más torpe y gafe que yo que sé - dijo todavía sin parar de reírse.
Carol: Gracias, chicas, yo también os quiero - dijo llamando de nuevo a la puerta.
Ale: No, no llames, os tengo que contar una cosa primero.
María: Sí, creo que nos debes varias explicaciones.
Carolina y María se callaron, esperando a que Ale dijese algo. Y justo cuando iba a decir algo, se calló y puso la cara más rara del mundo, con todos los gestos posibles.
María y Carol, extrañadas ante la cara de Ale, se dieron la vuelto para ver lo que Ale estaba viendo, y se encontraron a un chico de ojos azules y mechas rubias, estampando su cara contra el cristal de una ventana y mirándolas.
Cuando éste se dio cuenta de que le estaban mirando, las saludó con la mano y luego desapareció tras la cortina para abrir la puerta inmediatamente.
Él: ¡Ey, hola! ¿Qué tal? Me llamo Harry -dijo todo muy seguido sin dar tiempo a reaccionar a las tres chicas -. Oye, ¿no eres tú la que le ha dado el portazo a Doug en el aeropuerto? - dijo señalando a Carol - que sepas que está molesto y creo que está enfadado contigo. Bueno, ¿cómo os llamáis? Yo Harry - dijo dando la mano a Ale.
Ale: Si eso ya lo has dicho, haha... Yo me llamo Alejandra, llámame Ale - dijo adelantándose y dándole dos besos.
Harry: Encantado - dijo sonriendo. Una sonrisa preciosa. Demasiado. El chico era perfecto para María. En seguida le miró embobada -. ¿Tú te llamas...? - dijo mirando a María y pasando una mano por delante de sus ojos.
María: Eh, eh... Ah, sí, haha, María, encantada - dijo esperando a que él le diese dos besos, pero no. Fue una situación un poco incómoda. María sonrojada fue entonces a darle a él los dos besos, y él también iba a ello, e iban en la misma dirección, por lo que casi se daban un beso - Perdón, haha - dijo si saber qué hacer.
Harry se rio y le dio un abrazo.
Carol: Yo me llamo Carolina, llámame Carol - dijo sonriendo. Harry le dio dos besos.
Harry: Y, bueno... ¿Qué hacéis aquí? ¿Cómo habéis abierto la puerta...?
Ale: Ah, eso es lo que os tengo que contar chicas - dijo dirigiéndose a ellas -. Bueno, ya que estamos, os lo digo a todos. ¿Podemos entrar?
Harry: Ah, sí, sí, por su puesto - dijo extendiendo un brazo hacia la puerta para que las tres chicas con sus maletas pasasen -. Cómo si estuvieséis en vuestra casa.
Ale: Eso tiene gracia haha, va de ello.
Harry la miró extrañado y frunciendo el ceño y cerró tras sí la puerta.

martes, 28 de junio de 2011

Capítulo dos.

 Aquí el capítulo dos, ¡esperamos que os guste! :33
Patricia & Mercedes.

Carolina cuando salió del baño no vio a los tres chicos de antes. Quería pedir perdón al del portazo, pero como no estaban y suponía que no les iba a volver a ver, se encogió de hombros y se dirigió donde María y Ale estaban.
Ale: Ey, has tardado un poco.
Carolina: Ah sí bueno, tenía muchas ganas. Hasta he dado un tortazo a un chico y no le he pedido perdón porque me estaba meando y he pasado de él… Ahora me siento culpable.
María: Ya no puedes hacer nada para cambiar lo que has hecho.
Carolina: Gracias por animarme un poco más – Dijo con un tono de ironía.
María: De nada.
Anduvieron hasta llegar a la salida del aeropuerto para coger un taxi.
Londres era precioso. Era por la tarde, había un poco de viento, y el sol en poco se iba a poner. El cielo estaba encapotado y olía todo a humedad. Olía a Londres.
Ale silbó a un taxi y éste se acercó. El taxista las ayudó a poner las maletas en el maletero y se subieron al coche. Ale sacó el papel donde sus padres habían apuntado la dirección de su futura casa y se lo tendió al taxista. Él la miró extrañado, pero no comentó nada al respecto.
Ale: Pues el chico era muy majo.
Carol: ¿Quién?
Ale: El de las maletas, se llamaba Tom.
Carol: ¿A sí?
Ale: Sí.
María: Venía con sus amigos de un viaje de no sé donde. Dice que viven un poco lejos del aeropuerto, pero viven en Londres.
Carol: ¿Y no os ha dicho exactamente dónde? Si queréis podemos ir a verles, si decís que es tan majo…
Ale: No, no nos ha especificado nada…
María: La verdad, he notado que nos miraba raro cuando nos ha dicho su nombre. A lo mejor se esperaba algo de nosotras…
Carolina rodó los ojos.
Durante el camino no volvieron a decir nada. Observaron el paisaje calladas. Llegaron a Londres, y después de salir de la ciudad, todavía seguían en el taxi.
María: Perdone, ¿queda mucho?
Taxista: Menos de diez minutos, el destino está un poco alejado del centro de la ciudad.
María suspiró aliviada. Llevaban bastante ahí metidas sin hacer nada.
En poco, llegaron a la casa. Se bajaron del taxi y contemplaron la casa asombradas. Era grande, blanca y no estaba en mal estado. La puerta principal no daba a la calle, supusieron que estaba por uno de los lados o por detrás.
Cogieron las maletas del maletero, pagaron al taxista y tras un rato, ninguna de las tres hicieron movimiento alguno. Estaban observando todavía la preciosa casa de muchas ventanas, situada en la nada, con el paisaje más precioso del mundo.
Pasaron la valla blanca que rodeaba la casa y Ale fue por la derecha para buscar la puerta y Carolina y María por la izquierda.
Ale dio unos pasos y encontró de nuevo una puerta de la valla blanca. La abrió con sumo cuidado para no hacer ruido. Había oído algo. Eran los acordes de una guitarra. Avanzó un poco más y pudo distinguir una sombra de alguien tocando la guitarra, sentado en las escaleras de un porche. Ale se acercó más y se escondió tras un árbol. Pudo verle la cara. Era un chico guapo, de pelo alisado. Tenía una voz preciosa. El chico paró un momento, pensó y luego se puso a tocar otra canción. Una preciosa.

One by one,
dreams are gone,
do I have to stay?
Hate the sound
of one more pound
As it rolls away
Why did I need your proof,
when I knew the truth?

And I don´t know why
I just let slip by
Me all the time
I just wish you had tried

I don´t want to know your game
Let alone her name
No matter what you say to me
We are not the same
Why do you make me cry
and try to justify?
Don´t right your wrong with my mistakes
'Cause my head´s held high

And I don´t know why
I just let slip by
Me all the time
I just wish you had tried

El chico paró de tocar y cantar y se giró hacia donde Ale estaba, había pisado algo y le había distraído. Ale miró bajo sus pies y vio unas gafas de sol rotas. El chico dejó la guitarra en la mesa del porche con sumo cuidado y se dirigió enfurecido hacia Ale.
Carolina y María encontraron la entrada principal de la casa.
María: ¿Tienes tú las llaves?
Carol: Sí, espera, Ale me dio una copia el otro día.
Carolina sacó la copia del bolsillo de su pantalón y la introdujo en la cerradura.
Carol: No va – Dijo volviéndolo a intentar.
María: Trae.
Cogió la llave, la introdujo de nuevo y giró. Clack. Abierta.
María: No va.
Carol: ¡Pero la acabas de abrir!
María: No, si abierta está. Me refiero a que la puerta está atrancada.
Carol: Espera que voy, quita.
Dejó su maleta a un lado, cogió carrerilla y con el hombro dio un portazo a la puerta.
: ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH JODER HOSTIA!
Carolina había vuelto a dar a alguien en la nariz.